Geología y geomorfología

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GEOLOGÍA REGIONAL

En el contexto regional el área de influencia del proyecto reposa sobre un basamento netamente oceánico, siendo la Falla del río Cauca, la que separa los dominios de corteza oceánica al occidente y corteza continental, o siálica, al oriente, y no la “Falla de Romeral”, como se ha sostenido en múltiples publicaciones.

La historia geológica de la vertiente del Pacífico de Colombia tiene registro confirmado apenas desde el período Cretácico, desconociéndose entonces la presencia de rocas más antiguas. La siguiente es una secuencia cronológica típica (desde las más antiguas hacia las más recientes) de las unidades litológicas presentes en el área de influencia directa e indirecta del proyecto:

  • Basaltos oceánicos y diferentes tipos de rocas ultrabásicas intercaladas, o entremezcladas tectónicamente, es la unidad litológica más vieja que se presenta en ambos flancos de la cordillera Occidental (v. Barrero 1979; Bourgois et al. 1982; Murcia 1987; Toussaint & Restrepo 1988; González & Barrero 1991).
  • La siguiente unidad estratigráfica es una secuencia de sedimentos pelíticos, potentes pero de espesor variable, pobre en fósiles, con interrelaciones menores de capas lidito-arenáceas y calcáreas. Dichas rocas se representan generalmente muy plegadas y afectadas por tectonismo intenso. En la literatura geológica, esta unidad se conoce como Formación Penderisco del Grupo Cañasgordas (v. González y Barrero 1991). En Antioquia y Chocó, el Miembro Penderisco consta de shales negros, grauvacas, ocasionales conglomerados turbidítícos, y lentejones lidíticos y calcáreos, todos con una diagénesis alta, pero sin llegar a claro metamorfismo.
  • Las siguientes son rocas intrusivas y efusivas de composición diorítica y tonalítica que forman una amplia, pero discontinua franja al oeste de la cordillera Occidental; aunque la composición más frecuente de las rocas plutónicas es de tonalita, a veces se observan también gabros, una variación atribuible a la asimilación de materiales ultrabásicos. De todas ellas se encuentran buenos afloramientos, de extensión variable, desde la Serranía del Darién, en los límites con Panamá, hasta las cuencas del Patía y Telembí, en el departamento de Nariño, entre los que se destacan las del Batolito de Mandé, que corre paralelo a los ríos Atrato y San Juan. Según lo indican las dataciones radiométricas disponibles (v. Stibane 1981; Restrepo et al. 1991) dichas rocas se habrían emplazado durante el Eoceno.
  • Suprayaciendo el episodio magmático mencionado, comenzó una sedimentación marina al oeste de la cadena volcánica originada por él. Se trata de una secuencia, Eoceno tardía, integrada ante todo por liditas, calizas silíceas, areniscas grauváquicas e hititas oscuras laminares (shales), que en conjunto han recibido diversos nombres: Formación Clavo, Cacaricá, Suruco, Chigorodó, etc.
  • Sobre los sedimentos mencionados, y traslapando lateralmente a éstos, aparece una sucesión, depositada durante el Oligoceno, que comprende margas, calizas puras, calizas arenosas y tobas. A esta sucesión se le han dado nombres distintos como: Formación Uva, Formación Truandó, Formación Ciego, Formación Sierra, entre otros.
  • Finalmente, sigue una espesa acumulación, a la que se atribuye edad miocena, de areniscas arcillosas de color oscuro, con algunos niveles de conglomerados y ocasionales lentes de lignito. Se trata de la unidad que se conoce con los nombres de Formación Naya, Formación Condoto, Formación Napipí y Formación Bojayá. Esta unidad litológica se observó a lo largo del recorrido hecho por la zona de influencia directa del trazado de la vía.

TECTÓNICA REGIONAL

El primer rasgo tectónico, y el más importante en la evolución del Pacífico colombiano, es la Falla de Utría, que ha sido tomada como la expresión superficial de una zona de subducción, ya que allí se concentran los epicentros sísmicos más someros de todo el occidente colombiano, que de esa línea hacia el oriente ganan en profundidad. La Falla de Utría constituye un cabalgamiento al que acompañan numerosas fallas inversas menores y paralelas a ella, muy evidentes en la región costera del Baudó.

Posteriormente se inició un fallamiento de dirección N-S, con fracturas en su mayor parte transcurrentes, paralelas y posiblemente satélites de la Falla del Cauca, bien representadas en las regiones de Calima (sitio de la presa), el curso alto del río Micay, entre el río Patía y la Laguna de El Trueno, y entre Yuto y Lloró (Chocó), donde causan una notable flexión de los cursos de los ríos Cabi, Atrato y Cértegui.

La Falla del Cauca, de carácter direccional, trasita por el oriente la cordillera Occidental y parece ser la causante de la formación de la Depresión Cauca-Patía; dicha fractura, junto con los mencionadas en el párrafo anterior, podría representar, al mismo tiempo, la zona de contacto tangencial entre un paleoarco de islas, al occidente, y el Bloque Andino, al oriente.

EVOLUCIÓN BIOGEOGRÁFICA

Hasta mediados del presente siglo las selvas del Caribe centroaméricano, Pacífico ecuatoriano y Valle medio del río Magdalena convergían en el Chocó. Según LeIlinger (1975) este conjunto selvático presenta muchos más elementos en común con las selvas del flanco norte de la Sierra Nevada de Santa Marta y las del Catatumbo, de las cuales está separado por barreras naturales, que con las selvas amazónicas u orínoquenses del otro lado de los Andes.

Por lo tanto, se puede hablar de un conjunto selvático cisandino amazónico orinoquense y de otro, transandino situado al occidente de la cordillera Oriental.

Existen varias teorías con respecto al origen de las selvas transandinas: algunos, como Croizant (1976) piensan que la parte tropical de América del Sur, poseía, a finales del terciario, una flora generalizada que se fragmentó por el levantamiento de los Andes. Pero esto presupone la existencia de tierra firme al occidente de los Andes; evidencias geológicas recientes muestran que no fue así. Durante la mayor parte del terciario, el borde occidental del continente era una gran falla por la cual corre actualmente el río Cauca. Según Malfait y Dunkelman (1972), en el Oligoceno la cordillera Occidental era el fondo marino; su emergencia empezó en el Mioceno.

A medida que ocurrió el levantamiento de las cordilleras, la flora preexistente debió dispersarse a la zona Andina. La región Chocoana, que en un principio debió tener el aspecto de un archipiélago vecino a un continente al emerger apenas las cimas de la cordillera, paulatinamente, se trasformó en tierra firme con montañas de poca elevación que aún no se constituían en barreras, sino más bien en vías de paso.

Haffer (1970) descarta esa posibilidad pues considera que las tierras emergidas serían bajas y pantanosas; sin embargo, zonas que actualmente se encuentran en levantamiento presentan, por el contrario, relieve montañoso, como la Serranía de Baudó, la isla Gorgona o la Sierra Nevada de Santa Marta.

No hay acuerdo, entre los distintos autores, acerca de cuando los Andes alcanzaron alturas considerables; para algunos, como Van der Hamen (1974), la ausencia de morrenas u otras evidencias glaciares anteriores a la penúltimas glaciación, (hace aproximadamente 250.000 años), indicaría que sólo para esta época, las cordilleras alcanzaron la altura correspondiente a nivel de las nieves perpetuas, inferior a más de 1.000 m al actual durante los períodos glaciales, o sea, aproximadamente 3.200 m.s.n.m. En cualquier caso, la cordillera se constituyó en la barrera hace muy poco, de acuerdo con la escala geológica.

A partir de este momento la cordillera, ya con cierta elevación, pudo además modificar el clima de los valles interandinos, por efecto de la sombra de lluvia o Föhn, produciendo sequía extrema en los valles internos y extrema humedad en algunos flancos externos.

Para la flora, el levantamiento de las cordilleras originó microclimas en sus flancos particularmente en los extremos, donde se produce alta condensación de lluvia orogénica. Esto permitió sobrevivir a los elementos de selva húmeda durante los períodos secos, en el caso del Chocó, en condiciones mejores por mayor humedad que la misma Amazonia. Si asumimos que, para ese entonces, el relieve ya era bastante similar al de hoy, esos refugios o microclimas corresponden a las zonas actuales de mayor precipitación.

Fairbridge (1972) propuso un esquema para el clima durante los pleniglaciales que coincide, curiosamente, con las circunstancias que rodean al fenómeno de El Niño; la corriente de Humboldt, se aleja de la costa pacífica peruana y ecuatoriana al ser desplazada por la corriente ecuatorial cálida que produce un marcado efecto ciclonal y abundantes lluvias en la zona normalmente desértica. Debido al ciclón que se forma sobre el Pacífico se incrementa la fuerza del viento que converge hacía su núcleo. El viento proveniente del este (Alisio) produce sequías extremas en las planicies alejadas de la cordillera tanto en la Costa Caribe colombiana como en los Llanos de la Orinoquía y por el efecto Föhn, igualmente en los Valles Interandinos. En cambio el flanco oriental de la cordillera presenta un régimen de lluvia casi normal en el piedemonte llanero y excesivo en el amazónico. En la región Chocoana y en las estribaciones norte de las cordilleras Occidental y Central, las lluvias se mantienen aunque con un ligero descenso.

Según Malfait y Dunkelman (1972), Guatemala era en el Oligoceno temprano, el límite sur de Norteamérica y de ahí hasta el actual Darién, Centroamérica consistía en una cadena de islas separadas del continente suramericano por el Geoisinclinal de Bolivar, en el Mioceno superior, la cadena de islas se transformó en un corredor terrestre continuo entre Guatemala y el Darién, separado aún de Suramérica, por un estrecho bordeado por el arco de islas del Chocó. Para ese entonces debieron emerger algunas cimas de la cordillera Occidental, la cuál se formó por el choque de dicho arco y la placa oceánica que lo subyace, contra la plataforma continental suramericana.

A finales del Plioceno y principios del Pleistoceno, el levantamiento de la cordillera occidental y la colmatación por material volcánico y sedimentos de los que hoy es el Valle de los ríos Atrato y San Juan, permitieron el paso continuo de Suramérica a Centro y Norteamérica. El clima de sabanas que prevalecía facilitó por un lado el paso de mamíferos norteamericanos hacia el sur pero, al mismo tiempo, demoró la expansión de la selva húmeda suramericana hacia el norte. La colonización de las tierras bajas de Centroamérica, por elementos de selva húmeda provenientes de Suramérica, solamente ocurrió cuando las montañas alcanzaron allí suficiente elevación para actuar como condensadores durante los períodos interglaciales cálidos y húmedos, es decir, bien entrado el Pleistoceno. La vegetación proveniente del norte, aprovecho las mayores elevaciones de las montañas para avanzar hacia el sur; y los periodos fríos, para cruzar las tierras bajas.

En conclusión, la variedad de flora chocoana se puede atribuir a: en primer lugar, a la superviencia de elementos de la flora terciaria amazónica, probablemente, bajo mejores condiciones de humedad que en la misma amazonía durante los periódos secos del Pleistoceno. En segundo lugar, la especiación "in situ" aunque no debemos exagerar el alcance de esta posibilidad dado que, el aislamiento es muy reciente. En tercer lugar, a elementos provenientes de Centroamérica. Por último, así sea un porcentaje mínimo, el arco de la isla del Chocó también debió aportar algunos componentes.

La pobreza en especies de peces de agua dulce de los ríos que drenan al Pacífico se debe en parte, al levantamiento rápido de la costa lo cual impide la formación de planicies amplias de inundación también, a la alta precipitación que implica gran dilución de nutrientes en los ríos y por consiguiente, baja la productividad. La variedad y abundancia de peces aumenta al norte en la cuenca del río Atrato y al sur en el Río Guayas, en los dos casos, al disminuir la precipitación cuyos máximos valores se encuentran en la zona intermedia.


Geomorfología

La descripción de la geomorfología del área del proyecto comprende la siguiente metodología:

  • visita de campo,
  • consulta de imágenes de satélite,
  • consulta de planos temáticos (geológico y geomorfológico),
  • consulta de estudios anteriores, especialmente el desarrollado por el consorcio INCOPLAN - PARSONS, del cual se tomó gran parte de esta descripción.

Zonificación

De acuerdo con lo anterior, el área se dividió en tres grandes unidades:

  • La cuenca hidrográfica del río Baudó,
  • La cuenca del río Quito y
  • La zona costera.

A partir de esa división, se describen diferentes subzonas en cada unidad.

Cuenca hidrográfica del río Baudó

Dentro de esta unidad se pueden diferenciar las siguientes sub-unidades geomorfológicos:

Vertiente escarpada (BVE)

Se presenta en la parte alta de la serranía del Baudó, en la vertiente oriental del río homónimo. Comprende alturas de aproximadamente 30 m que reposan sobre una vertiente de pendientes fuertes no escarpadas. Estos escarpes están formados principalmente por areniscas y arcillositas (¿arcillolitas?), moderadamente meteorizadas (suelo residual-saprolito) y fracturadas, lo que facilita desprendimientos y deslizamientos planares. La vegetación es muy densa y enmascara rápidamente las superficies deslizadas. Se encuentran en la zona predominantemente en sentido N-S.

Vertientes fuertes (BVF)

Son vertientes de pendientes fuertes, no escarpadas que se encuentran debajo de los escarpes descritos anteriormente, formadas por depósitos de vertiente que provienen de la parte más alta. Están localizados al E del río Baudó. Presentan drenajes cortos y torrenciales. Sobre la vertiente occidental del río, las pendientes son menos pronunciadas y el relieve es más ondulado y variable.

Planicies y valles aluviales (BPA)

Están asociadas al cauce principal del río Baudó, presentan, al sur del sitio conocido como Chachajo, un valle amplio con topografía más plana, donde se ubican pequeños asentamientos humanos y existen cultivos permanentes y transitorios utilizados por los habitantes de la región para su subsistencia. En este sector el río tiene carácter meándrico con un aporte abundante de sedimentos provenientes de sus afluentes. Hacia el norte de dicha población, el valle del río es más estrecho y el drenaje está más controlado por la topografía.

Cuenca hidrográfica del río Quito

Vertientes Onduladas (QVO)

Parte media de la vertiente del río Pató. Corresponde a vertientes fuertes no escarpadas, de topografía variable, de menor altura que las descritas en la unidad de vertientes fuertes del río Baudó. Está compuesta principalmente de areniscas y conglomerados donde se presenta una red de drenaje dendrítico, denso y de canales cortos.

Planicies y valles aluviales (QP)

Se encuentran localizados al norte del sitio Puerto Nuevo, ubicado sobre el trazo de la vía, en donde el río Quito tiene un carácter meándrico. Corresponde a zonas planas a ambos lados del cauce principal, desarrolladas debido a la dinámica del río. Los sedimentos aluviales corresponden principalmente a limos orgánicos, turbas, arcillas y limos, al igual que gravas y arenas.

Zona costera

Comprende la vertiente occidental de la serranía del Baudó, cuyas corrientes drenan directamente al mar.

Vertientes escarpadas (CVE)

Con similares características a las descritas para los escarpes de la cuenca del Baudó, ésta está localizada en la vertiente occidental que da hacia la costa.

Laderas onduladas (CLO)

Está ubicada a continuación de la anterior sub-unidad, se encuentra entre aquella y la zona de manglares. Está conformada principalmente por lavas almohadilladas, chert y calizas. Su topografía comprende vertientes con pendientes suaves a planas y no presenta procesos erosivos de gran importancia.

Manglares (CM)

Están localizados bordeando la ensenada de Tribugá, correspondiendo a depósitos lacustres con predominancia de limos orgánicos. Ubicados sobre una amplia franja en sentido N-S, son zonas planas y pantanosas, con vegetación característica de manglar.

Barras de Playas (CP)

Corresponden a depósitos de materiales asociados tanto a la dinámica costera como a los aportados por el río Tribugá.

Áreas de depósito de materiales (botaderos)

En este aparte se identifican los sitios escogidos como botaderos del material de que se ha de retirar durante las obras de descapote y cortes en la construcción de la vía.

  • B2: Localizado sobre la vertiente occidental de los cerros de Chachajo, a una altura aproximada de 300 m s. n. m. Está ubicado en interfluvio, ca. manantial, en el km 70 y a unos 150 - 200 m del trazo de la vía. Corresponde a la unidad geomorfológica QVO.
  • B4: Ubicado en la sub-unidad de vertientes fuertes de la cuenca del Baudó (BVF), caracterizada por estar formada por depósitos de vertiente. Zona de pendientes moderadas a bajas a unos 200 m al occidente del trazado de la vía.
  • B6: Piedemonte de los cerros de Chachajo, pendientes moderadas a bajas. Está ubicado en la unidad geomorfológica BVF, a 1 km al N del punto B4, costado occidental del trazo de la vía.
  • B5: Localizado al SO del sitio Yucal, en la unidad BVF, aproximadamente en el km 75,5. Se ubicará a unos 100-200 m de un drenaje afluente de la quebrada Amparraidó. Es esta una zona de pendientes bajas, sin problemas de inestabilidad que impidan su utilización como botadero.
  • B7: Localizado en la unidad BP, planicie aluvial del río Baudó. Pendientes planas, no presenta mayor problema de estabilidad, pero sí puede afectar negativamente el paisaje si se deja un botadero de mucha altura. 2
  • B8: En la vertiente oriental del río Baudó y al este de la vía, a unos 2 km de la misma. Ubicado sobre la unidad de vertientes fuertes (BVF), pero en el sitio escogido para el botadero, las pendientes son moderadas a bajas.
  • B12: Ubicado entre el trazado de la vía y el río Cugucho, al norte de la vía, sobre la unidad de vertientes fuertes BVF, aunque con pendiente moderada en el sitio del botadero.
  • B13: Cerca de la confluencia de los ríos Tumandocito y Tumando, el sitio escogido presenta pendientes moderadas y no afecta a los drenajes mencionados. Está localizado sobre la unidad BVF.
  • B14: El sitio escogido está a unos 200 m del río Tumandocito sobre su margen norte. Corresponde a la misma unidad geomorfológica (BVF).
  • B15: También sobre la vertiente norte del río Tumandocito, igualmente ubicado en la margen N de la vía y a unos 500 m de ella. Corresponde a una zona de pendientes más suaves en una vertiente de pendientes moderadas a fuertes. Unidad BVF.

Alternativa, descripción de depósitos en tabla3

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Tabla 2.5 Características de áreas de depósito de materiales (botaderos)
depósito localización altitud
(m s.n.m.)
unidad geomorfológica pendiente capacidad hm3 rango de uso
(km inicial\km final)
observaciones
B2 vertiente O cerros de Chachajo 300 QVO xyz ¿? xxx ¿? 70\xx en interluvio,
ca. manantial

150-200 m de eje
B4 xxxx ¿dato en mapa? BVF baja a
moderada
¿dato en mapa? ¿dato en planos o cartera? zona de depósitos de vertiente a 200 m O de eje
B5 SO de Yucal xxx BVF baja xxx 75,5\xx zona estable, <200 m de afluente de q. Amparraidó
B6 piedemonte cerros de Chachajo xxx BVF baja a
moderada
xxx xx\xx 1 km N de B4, O de eje
B7 planicie aluvial Baudó xx BP plana xxx xx\xx área estable
altura de depósito deteriora paisaje
B8 vertiente E río Baudó
2 km E de eje
xxx BVF baja a moderada xxx xx\xx -
B12 N de vía, entre eje y río Cugucho xxx BVF moderada xxx xx\xx -
B13 confluencia de ríos Tumandocito y Tumandó xxx BVF moderada xxx xx\xx -
B14 200 m N de río Tumandocito xxx BVF xxxx xxx xx\xx -
B15 vertiente N de río Tumandocito, 500 m N de eje xxx BVF suave en sitio
fuerte a moderada en zona
xxx xx\xx -