Lutita
La lutita (del latín ‘’lutum’’, lodo) es una roca sedimentaria clástica (conformada por restos o detritos de otras rocas) de grano muy fino, textura pelítica, variopinta; es decir, integrada por detritos clásticos constituidos por partículas de los tamaños de la arcilla y del limo. En las lutitas negras el color se debe a existencia de materia orgánica. Si la cantidad de esta es muy elevada se trata de lutitas bituminosas.
Colores gris, gris azulado, blanco y verde son característicos de ambientes sedimentarios ligeramente reductores (bajas tensiones de oxígeno). Coloraciones rojas y amarillas representan ambientes oxidantes.
Las lutitas son porosas y a pesar de esto son impermeables, porque sus poros son muy pequeños y no están bien comunicados entre ellos. Pueden ser rocas madre de petróleo y de gas natural. Por metamorfismo se convierten en pizarras o en filitas. Su diagénesis corresponde a procesos de compactación y deshidratación.
El río Negro, afluente del Magdalena en el límite entre Cundinamarca y Boyacá debe su nombre a los sedimentos grises oscuros, casi negros, derivados de la erosión de laderas lutíticas de la cordillera Oriental. El color del agua es conferido por los sedimentos en suspensión, cambia a claro transparente en reposo por decantación de los sedimentos. El pH del agua varía de neutro a básico y no está determinado por los sedimentos.
El río Negro, tributario del Amazonas, deriva su nombre del color de las aguas, asociado a la abundante materia orgánica vegetal coloidal (ácidos húmicos, fenoles, compuestos secundarios, etc.) en descomposición; el color es realmente como el del té y es transparente. El pH del agua es ácido (3,0-5,0) y las aguas son oligotróficas pues la cuenca de drenaje, totalmente en la planicie aluvial, está conformada por arenas blancas derivadas de la erosión de los escudos guayanés y brasileño que conforman el material parental de los suelOs de las cuencas amazónica y orinocense.
Esta terminología (clasificación de las aguas superficiales amazónicas en negras, blancas y claras) fue acuñada por Harald Sioli, limnólogo y ecólogo de Plön, a mediados del siglo XX en Brasil.
Puesto que los suelos de la cuenca (arenas blancas) son oligotróficos, extremadamente pobres, la vegetación es de muy lento crecimiento y acumula compuestos secundarios tóxicos para disuadir la herbivoría y al descomponerse lentamente, confiere el color té del agua.
El fenómeno (la relación ecológica suelos - vegetación - aguas) no es exclusivo de la Amazonía, se presenta también en el otras planicies aluviales, como la magdalenense y la sinuana, e. g., ciénagas La Chiquita, Aguas Negras, en la margen derecha del Magdalena en Santander o el Caño Aguas Prietas que conecta la ciénaga grande Lorica con el Sinú. Véase: Sioli, 1975